¿Qué es el desarrollo socio-emocional?

Se trata de la capacidad qué tiene un niño de manejar sus sentimientos y comportamientos. También entender los sentimientos de los demás, lo que ayuda a una mejor relación con sus compañeros. Cuando hablamos de desarrollo socio-emocional, hablamos de sentimientos de confianza, seguridad, amistad, afecto y humor. Elementos necesarios para que un niño pueda desarrollar el autocontrol, seguir instrucciones, cooperar y prestar atención. Es por esto que, la relación de un adulto hacia un niño, debe inspirar confianza y seguridad, una pieza clave en el desarrollo socio-emocional adecuado de un niño.

Entonces, estás habilidades son necesarias para que un niño consiga:

• Identificar y comprender sus propios sentimientos.
• Interpretar y comprender el estado emocional de otras personas.
• Manejar emociones fuertes y sus expresiones de una forma constructiva.
• Regular su propio comportamiento.
• Desarrollar la capacidad para sentir empatía por los demás.
• Establecer y mantener relaciones saludables.
• Desarrollar la habilidad de confiar, relacionarse con otros, ser feliz consigo mismo y con los demás, sentirse eficaz y competente para lograr lo que se proponga a lo largo de la vida.

El desarrollo socio-emocional de un niño es tan importante como el desarrollo cognitivo y físico, y les provee un sentido de quienes son ellos en el mundo, de cómo aprender, y les ayuda a establecer relaciones de calidad con los demás. Esto es lo que impulsa a un individuo a comunicarse, conectarse con otros y lo que es aún más importante, le ayuda a resolver conflictos, adquirir confianza en sí mismo y lograr sus metas.

También se ha podido constatar que un adecuado desarrollo socioemocional en los primeros años se asocia con:

• Un mejor desarrollo del lenguaje, pensamiento y habilidades sociales.
• Una mejor adaptación al ambiente pre–escolar y escolar (mejores índices de desempeño académico, mayores conductas de cooperación en la sala, mayor disposición hacia el aprendizaje y mejores relaciones).
• Menores indicadores de problemas conductuales en etapa pre– escolar y escolar (como aislamiento social, comportamiento agresivo, hiperactividad, cuadros atencionales y/o conductuales, entre otros.)
• Mayores índices de felicidad y bienestar general, incluso hasta la edad adulta.

Es importante recordar que cada niño es único, puede ser extrovertido, cariñoso, otros podrán ser tímidos a la hora de entrar en confianza con personas o tal vez exigentes y poco colaboradores, etc. Esto no implica que una personalidad sea mejor que la otra, solo nos indica que cada cual tendrá sus fortalezas y debilidades, las que podemos trabajar y ayudarlos con sus emociones, proporcionándoles estructura, consistencia y expectativas realistas con respecto a su conducta para ir adquiriendo más confianza y así puedan establecer amistades en el tiempo y a incorporarse en las actividades con pares por medio de los juegos. Cabe mencionar que las habilidades socioemocionales son como aprender a andar en bicicleta, algo que se aprende "para toda la vida".

Entendiendo que es a través del vínculo con un adulto de confianza que se logra fortalecer el desarrollo socioemocional:

¿Qué se debe hacer?, ¿Cómo se potencia?,

¿Qué puedo entender como papá para ayudar a mi hijo a estimularlo?

Pues bien:

• 1. Es importante decir a diario a nuestro hijo que le queremos y que sienta que estamos pendiente de él. De esta forma logramos reforzar su autoestima.
• 2. Los niños necesitan de nuestra atención, es por ello que pasar el mayor tiempo posible jugando, conversando o haciendo cualquier actividad es de mucha importancia.
• 3. Ante los enfados, berrinches y rabietas es fundamental dar un buen ejemplo de cómo superar los obstáculos.
• 4. Establecer límites y reglas en casa. Por ejemplo: acostumbrarse a ordenar su habitación, límites para ver televisión, etc.
• 5. Mantener firme la figura de autoridad, podemos reír, jugar y cantar, pero un padre, siempre es un padre.
• 6. Apoyar sus ideas, valorarlas y felicitarle por las cosas que ha hecho bien.
• 7. Fomentar en ellos la reflexión, el pensamiento, la curiosidad y hacerles entender cuáles de sus comportamientos son positivos y cuáles son negativos.